“En esta etapa de mi vida, voy con la cámara de fotos a todos lados”

Domingo 14 de diciembre de 2014
Como pez en el agua. | María Ester ama capturar escenas urbanas y afirma que es muy obsesiva y detallista. | Foto: Tatiana Lencina
Todo comenzó en angostas y majestuosas calles del viejo continente. En Londres, Inglaterra, durante 2012. Eran cerca de las cinco de la tarde cuando María Ester Suanno se detuvo en una de las esquinas más céntricas de esa ciudad y lanzó el primer disparo de su cámara. En menos de un segundo captó un momento característico de ese país. Europeos distendidos, disfrutando del happy hour (hora feliz) en el famoso bar The Oxford.
Ese día, María Ester, que nació en Puerto Rico, Misiones, descubrió en las calles londinenses que tenía un don, una sensibilidad especial. La fotografía que sacó a la hora del té en Inglaterra tuvo más de 2.000 visitas en Community Londres, de la red social Facebook. Varios de los cibernautas recordaban con cariño sus vivencias en ese lugar, dejando comentarios en el sitio. “Me decían ‘yo estuve ahí con mi familia, comimos tal comida o charlamos de este tema’. Cuando volví quise aprender sobre fotografía. Empecé a mirar el mundo de forma diferente”, contó sonriente María, quien hace dos años se jubiló y ahora incursiona en fotografía urbanas.
La abu de las fotos, como la llaman afectuosamente sus nietos, tiene una risa contagiosa, grandes ojos celestes, cabello corto enrrulado, tez blanca y, paradójicamente, prefiere no ser fotografiada. Fue distinguida por el Colegio de Arquitectos de Misiones, en el concurso sobre Patrimonios Provinciales. Para obtener el premio, María Ester había emprendido un viaje a Apóstoles, donde fotografió a cuatro jóvenes, todos vestidos de inmigrantes. “Esa foto fue seleccionada para el calendario institucional 2015”, contó entusiasmada.
Algunas de sus obras se expusieron en el Espacio Multicultural de la Costanera de Posadas. Cada mañana, María Ester se levanta a las cinco de la mañana para ver salir el sol y registrar la naturaleza en su máxima expresión. “Cuando tengo que sacar una foto no me importa tener que frenar los autos o pedirle a la gente que espere. Soy muy obsesiva y detallista con la imagen. Si tengo que sacar miles de fotos para obtener una buena, lo hago. En esta etapa de mi vida, la cámara es parte de mí”, expresó en el living de su departamento. Ubicado en pleno centro posadeño, con grandes ventanales y cortinas blancas, desde su piso se pueden ver las torres de los edificios, el profundo celeste del cielo, que se mimetiza con los rayos de sol y el río Paraná. Una escena perfecta para un fotógrafo paisajista.
Sin embargo, ella obtiene sus mejores imágenes en las calles céntricas, con la técnica de líneas claroscuras, define. Se siente plena cuando está rodeada de autos, gente, vendedores ambulantes, tiendas y edificios. La urbe ofrece el colorido perfecto para sus fotos. “Siempre hay gente y objetos que dan vida a la imagen. La fotografía no tiene que ver con la cámara, sino con la mirada. Por ejemplo, sacar fotos por sacar no tiene sentido. Hay que observar el lugar y saber qué queremos registrar”, dijo.
Para no llamar la atención con su cámara en la calle, explicó la técnica que utiliza: “Enrosco un pañuelo alrededor de la correa y queda solamente el cuerpo de la cámara colgando. Tengo que tenerla conmigo ante cualquier situación”, señaló, y destacó cómo disfruta ejerciendo su tarea: “Me río, converso y bromeo con la gente. Me gusta ocupar mi tiempo así”.

Incursionando
Antes de ser fotógrafa, María Ester, hija de José María Suanno -dos veces intendente de Puerto Rico- fue docente en el nivel inicial y comerciante. Esos trabajos también los combinaba con su amor por la fotografía. Vivió en Buenos Aires y en Río Negro, hasta que el destino o Dios la trajeron nuevamente a la tierra que la vio nacer, Misiones, donde se capacitó en talleres con reconocidos exponentes como Juan Travnik y Eduardo Sotera, quien se maravilló con encontrarse con la ‘abuela fotógrafa’.
María Ester reconoció que el disponer de tiempo libre le permitió conocerse más y desarrollar talentos. “Cuando tenés familia a veces hay capacidades escondidas por dedicarte al hogar. Después de grande tenés más tiempo para vos”, precisó.
Las imágenes deben contar una historia por sí sola, enseña María Ester: “Tienen que transmitir algo. Uno recién es fotógrafo cuando estudia las técnicas y la composición de la imagen, porque no es cuestión de sacar. Hay que prestar atención al encuadre, la luz y especialmente el mensaje”. Sin mayores preocupaciones y feliz, María recorre la ciudad para congelar un pequeño fragmento de la historia posadeña y compartir un modo de ver el mundo.

Por Carolina Ozuna
interior@elterritorio.com.ar


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