Buscar antes y disfrutar después

Domingo 14 de diciembre de 2014
Catalano. | Recomienda reflexionar y planificar el proceso de jubilación.
Jubilarse implica una modificación en la propia representación de uno mismo, explicó Norma Catalano a El Territorio, y evidenció que por ello esta transición cala tan hondo y precisa una preparación.
Catalano es especialista en gerontología y vicepresidenta del Consejo Provincial del Adulto Mayor. Detalló que las personas no deben precipitarse en esta etapa, sino que es recomendable tomarse al menos los tres últimos años de actividad laboral para planificar la vida futura.
"El ámbito laboral nos hace contar con redes sociales,imagen positiva, sentirnos eficaces. Así, el cambio que se produce en las rutinas cotidianas al jubilarse puede resultar gratificante o generar incertidumbre y desesperación por la dificultad en la estructura del uso del tiempo", dijo.
“La jubilopatía es la patología relativa al fracaso de asumir el proceso jubilatorio y la imposibilidad de reconectar con otros proyectos de vida más allá del marco laboral”, agregó.
Este cuadro genera síntomas de depresión, tristeza, pérdida en la capacidad cognitiva, aislamiento, apatía, cambios físicos, cambios de hábito como dormir poco o mal, creciente desconfianza hacia otros y hasta una mayor tendencia al suicidio.
El temor frente a la dependencia es uno de los efectos que implica la pérdida de la capacidad de afrontar por si mismos diversas situaciones vitales. Al mismo tiempo, la perspectiva de institucionalización u hospitalización supone el temor a perder ámbitos que promueven la seguridad, como el hogar.
“Para prevenir y evitar estos síntomas que van destruyendo la unidad familiar, es necesario prepararse mínimo tres años antes de jubilarse”, indicó Catalano.
Y son varias las dimensiones que deben tenerse en cuenta en la planificación de la nueva situación de jubilado, como el plano económico, la utilización del tiempo, la jerarquización de las actividades que más se disfrutan, la confianza en los seres queridos.
“Los cambio económicos que se producen a partir de la jubilación inciden negativamente en el sujeto, ya que se incrementa la sensación de vulnerabilidad personal y las posibilidades de recursos que antes se poseían”, observó. Y añadió que de esta forma se modifica la continuidad en el estilo de vida y la dificultad de conformar nuevos proyectos.
"El temor a la muerte es otro de los síntomas frecuentes de quienes se jubilan. Si bien es un fantasma que siempre nos acompaña, el no tener proyectos vitales incrementa temores", destacó.
“Es una etapa en que se dan cambios familiares; pueden ser cambios en la pareja, la partida de los hijos, la viudez, son variantes que alternan los ritmos cotidianos y las formas de comunicación y convivencia”, alertó.
La familia actual ha cambiado y dejó de ser el continente que cubría los roles sociales tradicionales de los adultos mayores.
“Por eso hay que buscar antes qué cosas hacer, cómo recuperar la alegría de vivir, el protagonismo,la especialización”, aconsejó la especialista. “Se puede recuperar la chispa vital con salidas, viajes, amistades y toda la tecnología que permite hacer múltiples intercambios”.
En esta búsqueda hay numerosas propuestas y espacios de inclusión, como los amigos, los clubes de abuelos, las asociaciones recreativas de adultos mayores, la Universidad para los mayores, grupos de arte, grupos de autoayuda y cultura, coros, que son recomendados para hacer frente al proceso de la jubilación.

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