Se retiró de la Policía y la facultad lo tiene atrapado

Domingo 14 de diciembre de 2014
Cerca. | Le queda una materia para ser profesor y seis para licenciado. Piensa estudiar Antropología para ejercitar la mente. | Foto: Tatiana Lencina
Cuando por razones de edad Horacio Osvaldo Camargo se había retirado de la Policía, tomó palas y juntó arena y cemento. Intentó aprender las artes de la albañilería, un oficio que tal vez sería de su interés en este nuevo tiempo. “Pero me aburría, me pasaba en casa leyendo, aprovechaba que tenía tiempo, pero eso no me llenaba”, admite el ex comisario de la Policía Federal.
En 2004 había colgado su uniforme definitivamente. Caminaba por las calles y se encontró con un volante que le anunciaba su futuro. Se promocionaba la carrera de profesorado y licenciatura de Historia en la Facultad de Humanidades de la Unam. Hoy el policía retirado es un alumno avanzado.
En 2006 comenzó a transitar por los pasillos de la facultad y a dedicarse a la lectura sobre antiguas civilizaciones y a las investigaciones sobre los pueblos. Solamente le queda una materia para recibirse de profesor y seis para la licenciatura. Para él, iniciar una carrera en la tercera edad fue arduo y agotador. Varias veces pensó en abandonar. Pero los libros con sus historias lo atrapaban cada vez más.
“Al ser grande, todos los proyectos que iniciás vienen con obstáculos, hasta que empezás a andar el camino. A partir de ahí, la cosa cambia, porque le encontraste la vuelta y empezás a meter materias. De repente estás pasando a segundo año, vas superando etapas y eso te atrapa más”, dijo. Por ello incentivó a los adultos mayores a ocupar su tiempo en actividades intelectuales, recreativas o deportivas.
En un principio, la emoción de arrancar una carrera universitaria generaba ansiedad en Horacio. Se lo veía moverse apurado por los pasillos. Pero todo eso cambió con el tiempo. Se tornó una persona más tranquila y pensativa. “La facultad moldeó mi carácter. Cuando recién empecé me apresuraba para cumplir con todas las obligaciones, sentía como si alguien me estuviese corriendo. Una vez, una profesora dejó fotocopias en la biblioteca y salí corriendo a buscarlas. Cuando llego me dicen que no estaban y yo le decía que tenían que estar. Fue un escándalo”, recordó riendo.
Hay quienes dicen que jamás pueden cambiar su forma de ser, su estilo de vida. Pero Horacio demostró que es posible: “Estoy realmente muy agradecido", dijo.
Con humildad reconoció las limitaciones que tuvo en los primeros años académicos. “Mis compañeros trabajaban duro, no dormían y se pasaban muchísimas horas leyendo. Quería seguirles el ritmo, pero tenía mis restricciones. Pensé en dejar todo, porque no veía los logros, después dije ‘no, voy a seguir ‘, y acá estoy”, sonrió.
Ahora suele estar rodeado de libros en la biblioteca de la facultad. Advirtió que el ocio “es tiempo vacío y a la larga termina enfermando. Científicamente está comprobado que tenés que ocupar la mente en algo para no tener ciertos males, como alzheimer”.

La máquina que no se oxida
Camargo, que fue policía federal durante 34 años, aseguró que tanto en la fuerza como en la universidad aprendió a entablar una estrecha relación con la comunidad. Contó, sin embargo, que le costó adaptarse a la vida de la facultad, “porque tenía una estructura muy diferente. A veces venía de ropa formal y los chicos me preguntaban si era profesor”.
Sostuvo que no busca ejercer la profesión, sino tan sólo aprender. Durante la década del 70 realizó la secundaria. “Terminé la secundaria hace 40 años, entonces no puedo estar parado frente a un aula por la forma en que se desarrolla un adolescente hoy. Tenés que aplicar la disciplina dura y no estoy para eso. Prefiero vivir de mi jubilación”, sostuvo, y adelantó que tras finalizar Historia, analiza iniciar Antropología: “Se disfruta estar acá, la mente está trabajando en esto. Es una máquina que no se oxida. Al estar en movimiento, no tenés enfermedades lógicas de la edad”.

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