Doña Hilda Stuht, 80 años de empuje por su biblioteca

Domingo 14 de diciembre de 2014
Ampliar el horizonte. | “La intención es que lean y sean personas de provecho”. | Foto: Daniel Villamea
El calor sofoca y hace estéril el alivio que pretende conceder el ventilador, pero doña Hilda Stuht (80) no se queja y rememora orgullosa los inicios de la Biblioteca Popular Vamos a Leer de Villa Lohr, de la que fue fundadora, presidenta e incansable difusora.
Jubilada como empleada municipal desde hace varios años, se resiste a abandonar el compromiso con sus libros, sus chicos y abuelos, ya que durante todo el año la biblioteca aglutina actividades para todas las edades.
De espíritu emprendedor y decidido, desde hace 34 años encabeza un proyecto comunitario digno de conocer y ser imitado, que comenzó en una humilde capillita y fue creciendo con la fuerza de las ideas que buscan el bien común, sin intereses mezquinos ni segundas intenciones.
Le sobran los reconocimientos oficiales, pero doña Hilda atesora los momentos compartidos con la comunidad del barrio, el asombro de los niños que descubren nuevos mundos a partir de la lectura y la alegría de los adultos mayores con sus actividades que los mantienen activos.
Y los proyectos continúan, como el cerramiento del predio, la concreción de un jardín de verano y una canchita de fútbol para seguir conteniendo a la gurisada del barrio y protegerla de los vicios que avanzan.
“Me jubilé, pero no me siento como para quedarme todo el día en casa. Con estos calores me cuesta un poco caminar, pero tengo ganas de seguir colaborando o hinchando, como les digo a las chicas de acá”, comentó entre carcajadas.
En diálogo con El Territorio, doña Hilda rememoró los inicios de la biblioteca que fundó en la Capilla Fátima de Villa Lohr, donde en 1980 comenzó a dictar catequesis para los niños del barrio. “De a poco fuimos sumando otros libros y comenzamos con un taller de lectura y actividades”, recordó.

Lugar para todos
Entusiasmada con los logros, se fueron sucediendo las anécdotas y resaltó la función social de la biblioteca, enclavada en una barriada humilde donde las carencias saltan a la vista, aunque pocos miran.
Orgullosa, destacó el trabajo mancomunado con directivos y docente de la Escuela 304, cuyos alumnos integran los talleres de lectura y las clases de apoyo escolar.
“Este año presentaron cuatro libros con textos de diversos géneros escritos por ellos. La intención es que los chicos lean, amplíen sus conocimientos y sean personas de provecho para ellos mismos y la sociedad”, subrayó emocionada.
También hay espacio para los adultos mayores del barrio, quienes integran el Club de Abuelos Buenos Momentos, con el que realizan actividades recreativas, culturales y viajes.
Para los vecinos se trata de un espacio de contención y encuentro; festejan los cumpleaños, el Día del Niño y el Día de la Madre, entre otras festividades.
En marzo de este año, la Biblioteca Popular Vamos a Leer inauguró su edificio propio, fruto del trabajo en conjunto de la comunidad y las instituciones y el aporte del Estado.
Doña Hilda encabezó una campaña denominada “Un ladrillo más un ladrillo”, lo que posibilitó la adquisición de gran parte del material necesario para la construcción de la casa propia.
La Municipalidad de Oberá aportó material y mano de obra, mientras que la Vicegobernación y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) colaboraron con subsidios que aceleraron la obra.
Hoy, cuentan con más de 8.000 libros clasificados y la comuna aporta seis empleados, requisito imprescindible para sostener la estructura.
Cuentan hasta con una Bebeteca, donde las madres pueden compartir las primeras lecturas con sus bebés.
“La biblioteca es abierta a toda la comunidad, y hasta tenemos gente del centro que es socia, porque contamos con libros para todos los gustos. Leer mejora y ayuda a las personas”, reflexionó doña Hilda, la protagonista de una historia de entrega y compromiso con la comunidad.

Por Daniel Villamea
interior@elterritorio.com.ar


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