Mujeres y ancianas en la mira de delincuentes

Domingo 21 de junio de 2015
En los últimos años, la crónica policial dio cuenta de una seguidilla de hechos de extrema violencia contra ancianas que residen en la zona rural de Campo Ramón, municipio que cuenta con una amplia colonia y 1.300 kilómetros de caminos terrados.
Como contrapartida, para tamaña jurisdicción la Policía dispone de sólo dos móviles, uno destinado a la comisaría local y otro para la dependencia de Villa Bonita.
En consecuencia, ante la falta de medios y las distancias que deben recorrer, para la fuerza de seguridad provincial es imposible realizar patrullajes de prevención, un aspecto que reclaman los habitantes de la zona Centro.
“Estaba preparando la cena cuando sentí un ruido y vi que entraba un muchacho con un palo. Pateó la puerta, se metió y atrás entró otro, que también tenía un garrote. Nos pegaron mucho y pedían plata, les dimos lo que había pero querían más y nos gritaban”, recordó doña Naida Mascareño, de 76 años, la pesadilla que sufrió en octubre del 2011, en el Paraje Arroyo Tigre, en jurisdicción de la localidad de Campo Ramón.
La historia no terminó en tragedia porque ella con sus últimas fuerzas y un enorme coraje logró salvar a su hijo discapacitado de las impiadosas llamas.
En diálogo con El Territorio, contó que era alrededor de las 20 y cocinaba cuando vio que el primer malviviente ingresó a la casa y de un garrotazo tumbó a su hijo, discapacitado de 52 años, que cayó desvanecido al piso y sin reacción.
Después, recordó que la golpearon a ella con un palo, patadas y golpes de puño en el rostro.
“Revisaron toda la casa y encontraron 300 pesos, pero querían más. Decían que mi hijo cobra una pensión y yo soy jubilada, pero la única platita que teníamos era eso”, aseguró a este diario.
Pero además de los golpes, antes de escapar los sujetos los rosearon con combustible, al igual que toda su vivienda, y prendieron fuego.
Tras unos minutos, doña Naida se pudo recuperar, tomó a su hijo y lo arrastró hasta el patio. Así lograron zafar de las llamas y llegaron hasta un pequeño galpón en el que pasaron la noche.
La anciana resultó con traumatismos en la cabeza, rostro y tórax; mientras que su hijo sufrió traumatismo de cráneo con heridas cortantes en el rostro y graves golpes en sus manos. Ambos fueron internados.
Ya recuperados el miedo persistía, por lo que se mudaron al pueblo y nunca más regresaron a la chacra.

Abuela picaneada
En este contexto, en septiembre 2013, en Picada Internacional, Campo Ramón, Eugenia K. (80) y su hijo Eugenio (57) fueron asaltados por al menos cinco encapuchados armados. Los golpearon, maniataron y robaron 5.000 pesos.
Los sujetos actuaron con extrema violencia, al punto que las víctimas tuvieron que ser internadas en el Hospital Samic de Oberá debido a las múltiples lesiones que presentan.
En abril del mismo año, la situación se repitió. Aunque esta vez las víctimas fueron Olga C. (75) y su hijo José A. (57).
Ambos fueron sorprendidos por cuatro encapuchados y la saña de los delincuentes fue tal, que improvisaron una picana con la que propinaron choques eléctricos a las víctimas. El hecho ocurrió en Villa Bonita, también en jurisdicción de Campo Ramón.
También en este caso las víctimas tuvieron que ser internadas en el Hospital Samic de Oberá, debido a la gravedad de las lesiones que presentaban.
En esta oportunidad, los malhechores se alzaron con 220 pesos que tenía en su cartera la dueña de casa y un revólver calibre 22 que estaba guardado en un ropero.
Como si esto fuera poco, antes de huir, los asaltantes cargaron una bolsa plástica con cinco pollos que estaban en un freezer de la vivienda e incluso comieron unas porciones de una torta que la familia guardaba en el mismo lugar.
El breve recuento de casos también nos remonta a fines de mayo pasado, cuando ocho sujetos irrumpieron en la vivienda de dos hermanas de 79 y 88 años en Corpus.
Los delincuentes fueron extremadamente violentos y actuaron con datos precisos en plena noche. En este caso, los atacantes no buscaban dinero en efectivo, sino que a fuerza de golpes exigieron que las ancianas hagan entrega del título de propiedad de la chacra.
Las víctimas fueron identificadas como Teresa (79) y Wanda (88) Pilaszek, quienes pudieron zafar de sus atacantes y, ensangrentadas, abandonaron la vivienda para refugiarse en el monte hasta que amaneció, justo cuando los delincuentes se fueron.


300 pesos robados y una paliza descomunal.
Naida Mascareño (76) y su hijo discapacitado de 52 fueron golpeados y casi prendidos fuego por un trío delictivo que irrumpió en su casa de Paraje Arroyo Tigre, en octubre de 2011.


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