Coleco, el ilusionista de un pueblo

Domingo 19 de octubre de 2014
Coleco. | Con paradero desconocido. | Foto: Archivo
Algunas fugas parecen un intento de imitación del mundialmente famoso ilusionista y escapista húngaro Houdini. Cuando este gran mago se acomodaba para realizar sus trucos, los asistentes se preparaban para sorprenderse y en cada acto, crecía su popularidad. Pero Erik Weisz, tal su verdadero nombre, tarde o temprano aparecía en escena y su huida, claramente era una pequeña ilusión.
No ocurre lo mismo con quien también supo manejar el arte del engaño: Elio Alberto “Coleco” Kryvszuk. El ex intendente de El Soberbio quizás sea uno de los casos más emblemáticos de fuga de un funcionario.
Al detectarse su ausencia el 11 de marzo del 2014, se pensaba en la localidad que era sólo un ardid para ganar tiempo y proveerse de elementos para su posterior defensa ante la Justicia.
En su contra, hay una orden de detención porque está acusado de los delitos de peculado, fraude en la administración pública, falsificación de documentos y asociación ilícita en concurso real.
Pasaron siete meses, y a pesar de que se involucró hasta la Interpol en la búsqueda, hasta el momento no hay ninguna señal sobre su paradero.

Cómo comenzó esta historia
Para entender el motivo de la fuga de Coleco, es necesario remontarse a su maratónico ascenso político. Como si fuera parte de una carrera de autos, que tanto le gustaba, empezó su incursión política en 1994.
Juventud y desparpajo lo ayudaron a ser conocido cuando era presidente de la Juventud Peronista. En poco tiempo se ganó el cargo de concejal, aunque nunca presentó ningún proyecto de ordenanza, como recuerda su mentor, el ex intendente Santiago Ferreira,
Desde su rol de edil ascendió a jefe comunal, cargo en el que asumió en diciembre de 2003 por el Partido Justicialista.
Ramón Puerta fue el único dirigente que llegó para participar de su asunción, pero Coleco, esa misma noche, cambió de vereda política: lo plantó a Puerta y se pasó a la renovación. Demostraba que el término lealtad no figuraba en su diccionario personal.
Había llegado a la administración municipal en momentos en que el país transitaba por su mejor momento económico. Esto llevó a su mentor a comentar que virtualmente Coleco “nadaba en plata”. Había muchos recursos disponibles en el municipio, cuyos destinos serían cuestionados y formarían parte de las razones de su destitución y escape del pueblo. Se sospecha -como si fuera un truco de magia- que habría hecho desaparecer importante cantidad de fondos.

Numerosas irregularidades
En medio de los excesos y descontrol observado en su administración, se constituyó en septiembre de 2013 una comisión investigadora en el Concejo Deliberante. En la pesquisa administrativa se constataron las siguientes anomalías: facturaciones millonarias a supuestos proveedores, con facturas dadas de baja en la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip); facturaciones a proveedores inexistentes; facturas apócrifas; falta de elementos declarados en el patrimonio e irregularidades con relación al personal. También, cobro de tributos que no fueron asentados en caja o lo fueron por mínimos montos. Se añaden falsificaciones de firmas en pagos de pensiones provinciales y vehículos sin seguros ni documentaciones.
La comisión investigadora detectó además pagos de obras inexistentes con facturas apócrifas con supuesta recepción de obras, y algo aún más llamativo: transferencias bancarias a distribuidoras de bebidas alcohólicas y transferencias a cajas de ahorro, amparado con facturaciones de terceros.
Por esta razón, el Juzgado de Instrucción Número 3 de San Vicente había avanzado con la investigación por supuestos desmanejos con las cuentas públicas y sobre pozos que nunca fueron perforados. Al comprobar las irregularidades, la Justicia dispuso varias detenciones.
Al parecer, sin muchos argumentos a su favor y al sentirse acorralado, Coleco resolvió darse a la fuga.
Hay firmes sospechas de que, como ocurría con Houdini, tenía cómplices poderosos vinculados al poder y colaboradores en la fuerza, para no dejar rastros. Sólo que Houdini,vivía del espectáculo y Coleco, con su fuga, ocultó mucho más que su propia figura. El destituido intendente demostró ser un siniestro ilusionista que jugó con la esperanza de un pueblo que lo había votado para luchar por el bienestar de todos, pero terminó priorizando su propio bienestar y aún peor, resultó un gran escapista que le permitió hasta ahora, desde la clandestinidad, gozar de la libertad. Su fuga, se convirtió en una afrenta a la seguridad.

Por Antonio Villalba
avillalba@elterritorio.com.ar


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