Bajó 40 kilos, se hizo profesional y sueña con la corona mundial

Domingo 12 de abril de 2015
Los guantes no vinieron de herencia, su mundo antes de conocer el boxeo no encajaba en un cuadrilátero, pero de a poco la adrenalina fue atrapando sus días y la meta de ser campeona mundial la desvela.
Tranquila, sencilla y vendándose las manos para empezar su rutina diaria, Juana "Taraguy" López (29) se toma un receso y detalla cómo su vida dio un vuelco inimaginable. En lo visible, hace cuatro años, su cuerpo alcanzaba los 92 kilos. Hoy, el entrenamiento le dio calidad de vida y la balanza marca 52 kilos y logró mejorar sus hábitos en un ciento por ciento.
Oriunda de Ituzaingó, Corrientes, Juana llegó a Posadas hace once años y desde los últimos cuatro se siente parte de una nueva 'familia', que la compone junto a sus pares del grupo de boxeo del Club Huracán, comandado por Rubén Verdún.
“Empecé boxeo como una actividad física, casi por casualidad, porque fui con una compañera a hacer defensa personal y para condicionarme físicamente, porque estaba con un tratamiento de alergia y subí mucho de peso”, recordó Juana.
Al principio eran pocos los que apostaban a su realidad actual, pero su tenacidad la llevó a ser una de las pocas boxeadoras profesionales que tiene la provincia, con dos peleas en su haber, ambas ganadas, y previamente ocho amateurs con una sola derrota.
“Al principio hacía boxeo recreativo, después fui creciendo y como desafío personal me propuse probarme y sentir qué era eso de estar arriba del ring, porque antes de esta etapa el boxeo no era parte de mi vida de ninguna manera”, reflexionó.
Ese primer momento de calzarse los guantes, dar sus primeros pasos para subirse al cuadrilátero y sentir que las pulsaciones subían, llenándola de adrenalina, fue una experiencia que marcó un antes y un después en la vida de una chica común, estudiante de ciencias económicas del interior, que encontró en el boxeo una pasión.
“Subí nerviosa pero me probé a mí misma, me fui bien y simplemente me atrapó. Hasta ese momento no había hecho mucho guanteo, ni simulación de pelea, habían pasado seis meses de entrenamiento pero sentía una confianza interna que me decía que iba a poder”, expresó Juana.
Y añadió: “El boxeo me llena completamente, siento que pertenezco a un lugar y formo parte de una gran familia”.
Por otra parte, echa por tierra el fantasma de la lesión que siempre da vueltas en el boxeo, en la lucha del deporte cuerpo a cuerpo y de la femineidad puesta en el tapete. “El miedo aparece, pero si uno sabe lo que tiene que hacer y cumple con las reglas, llega la calma y el disfrute. Lo que pesa más es la mirada del otro, del boxeo y la mujer”, comentó la correntina.
Pero luego, rápida como sus golpes, añade que “por suerte, eso va cambiando y cada vez somos más. También hubo compañeros que se resistían a guantear con una mujer, pero es una cuestión de acomodarse, y como vieron que hacemos todo exactamente igual, lo tomaron de otra manera”.
Además, Argentina tiene en su haber varias campeonas mundiales y eso hace que la mujer vaya ganando su espacio y se vaya instalando como protagonista. “Ahora recién se ven veladas con peleas femeninas de fondo, aunque la bolsa de dinero sigue siendo menos”, reconoció.
Por eso, en el ámbito nacional, su referente es Marcela “Tigresa” Acuña, quien tuvo que pelear, de manera literal, por un espacio para las mujeres y le costó seis años conseguir la licencia de boxeadora.
Por otro lado, está el prejuicio de la violencia. “En mi caso soy cero violenta, soy súper tranquila y hasta tímida, e incluso el boxeo me ayudó a regular un poco el carácter en ese sentido”.

El amor es más fuerte
La familia López está consciente de las horas de entrenamiento de Juana y de su preparación, pero a la hora de la verdad, cuando se encienden las luces y su nombre es presentado en una velada, los miedos aparecen.
“Siempre con nervios y con susto, pero me acompañan (risas). Mi pareja también está ahí al costado; él es profesor de lengua y literatura y ni hace actividades físicas, pero me viene a ver y me contiene”, señaló la boxeadora.
Pero hay alguien que sí lo padece: su papá. “Vino una sola vez a verme, en una exhibición, y a pesar de que mi mamá le explicó que era una exhibición, no pudo parar de caminar todo el tiempo”, recordó.

Preparar el semillero
Programando una carrera en ascenso, hoy los boxeadores comienzan a los trece años. También que el boxeo sea parte de la grilla en los Juegos Evita abrió el panorama para mostrar a las promesas en un ring nacional.
“Yo empecé tarde, a los 25 años, pero mi entrenador vio algo en mí, confió y yo no lo voy a defraudar. Pero si tuviera que decirle algo a los padres, es que manden a sus niñas, que no tengan miedo y a ellas les diría que se animen, que lo tomen como un desafío personal, que son capaces de realizar”, señaló.
El boxeo recreativo es favorable para todas las edades. En los niños, la parte aeróbica y lúdica ayuda al desarrollo físico y mental.
“Además, da un lugar de pertenencia, te modula el carácter y físicamente te libera del estrés. Además, el boxeo siempre estuvo relacionado con la marginalidad, como algo violento, pero es inclusivo, no elitista. No tenés que tener un club, un status, y es fácil de acceder; y me quedo con la frase 'una hora de boxeo, es una hora menos en la calle'”, añadió Juana.

Una caída no es derrota
Ante la consulta de qué fue lo que más recuerda de su incipiente carrera, Juana, sin dudarlo, destaca que fue “la pelea que perdí”.
“Fue la tercera como amateur, estaba súper preparada, más que nunca, entrenaba doble turno, más la hora de correr, y subí muy confiada pero... (hace una pausa) me encontré con alguien que se plantó e intercambiamos golpes desde el principio hasta el final, ¡y perdí!”, recordó.
Pero sacó lo positivo de esa experiencia: “En ese sentido, esa pelea me hizo replantear cómo tenía que armar una estrategia antes de pelear y ser más cerebral, pero todavía por momentos se hace difícil pensar fríamente, eso marcó mi recorrido. Las derrotas tienen que servir para eso.”
Con los guantes puestos y a la espera de la última pregunta para sumarse al entrenamiento, Juana responde sobre su futuro y su sueño máximo en el boxeo: “Llegar a ser reconocida y poder alcanzar un título; estamos viendo la idea de pelear con Liliana Palmera, la campeona mundial, y la idea es tratar de llegar a medirme con ella; ojalá que la próxima nota sea cuando tenga el título”, redondeó sonriente y se fue a trabajar por su sueño.


Los Evita, una puerta que se abre El boxeo fue incorporado al programa de disciplinas de los Juegos Nacionales Evita en la edición 2012, siendo uno de los deportes con mayor tradición en Argentina y se volvió rápidamente en una cantera para futuros campeones, entre ellos los misioneros que el año pasado cosecharon sus primeros frutos con medalla de bronce.
En la cita nacional se compite en la rama masculina y en categorías de acuerdo al peso de los boxeadores. Los púgiles pelean durante un número acordado de asaltos, siguiendo una exhaustiva serie de reglas y los boxeadores están obligados a utilizar casco, protector dental y además deben usar protector genital. La duración de los combates del boxeo amateur, según la disposición de la Federación Argentina de Box, es de tres rounds de dos minutos por uno de descanso.
Los entrenadores nacionales consideran importante que desde la infancia (cinco años en adelante) y adolescencia se practique boxeo u cualquier otro deporte, ya que aprenden valores de una disciplina. Esto permite que logren una mejor integración social con sus pares, sigan reglas, frenen sus impulsos y obtengan grandes beneficios a
nivel físico y psíquico.
El boxeo no les enseña a pelear ni los hace más violentos. Al contrario, ayuda a controlar momentos estresantes y resolver conflictos de manera calma.
En cuanto a la realidad actual, el boxeo argentino empieza a alimentarse de los Juegos Evita, que no sólo les brinda a muchos jóvenes la posibilidad de entrenarse y competir con reglas claras, sino que les permite a varios de ellos visitar por primera vez a un médico. Y además, "gracias a este torneo federal hoy sumamos nuevos talentos”, expresó el Secretario General de la Federación Argentina de Boxeo, Luis Romio.
"Gracias a los Evita, se sumaron un centenar de licencias de boxeadores, quienes luego serán representantes en las citas internacionales como en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018, que se realizarán en Buenos Aires.
Además, las mujeres empezarán a competir en la edición de los Juegos Evita de este año y ellas serán referentes e importantes motivadoras para seguir desarrollando el boxeo femenino en todo el país.
Las palabras de Romio sirven como antesala para entender cómo se está poniendo en práctica la estrategia de desarrollar esta disciplina en toda la Argentina. Y de qué manera, el proyecto nacional que se realiza desde hace años para incorporar nuevos boxeadores se ve influenciado ahora por estos Juegos, que son emblema del deporte social y a la vez aporta talentos al alto rendimiento.

Por Roxana Ramírez
deportes@elterritorio.com.ar


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