El Código de Nocturnidad obereño exhibe gruesas fallas en el control

Domingo 24 de agosto de 2014
El Código de Nocturnidad obereño estipula la prohibición total para consumir bebidas alcohólicas en la calle y espacios públicos, sobre autos estacionados o en movimiento. Además, se faculta a la Policía e inspectores municipales a decomisar la bebida de quien no cumpla con la norma.
La ordenanza fue elaborada en conjunto entre el Concejo Deliberante y la Unidad Regional II, con el objetivo de unificar la legislación y dotar de mayores herramientas a la fuerza pública. Pero en la práctica, la norma se cumple parcialmente, ya que la Policía y la comuna cuentan con medios limitados para el control, reconocieron.
La muerte de Jorge Daniel Rivero (33), asesinado en febrero de una puñalada en el barrio San Miguel, puso al descubierto la necesitad de intensificar los controles sobre la venta y consumo de bebidas alcohólicas en esta localidad.
Según el informe del caso, la víctima y los presuntos homicidas estaban bajo los efectos del alcohol. Por el hecho fueron detenidos dos sujetos, uno de ellos el propietario del quiosco donde ocurrió la tragedia.
El problema se propaga a diferentes sectores de la ciudad, incluso en pleno centro.
Según la norma, las personas que estén bebiendo alcohol en la calle y se nieguen a dejar de hacerlo, podrán ser detenidas por la Policía hasta un máximo de seis horas.
“La intención es muy buena, pero nos encontramos con limitaciones de personal y medios para efectivizar los controles en el ámbito de toda la ciudad”, reconoció una fuente de la Unidad Regional II.
En tanto, opinó que “la problemática del consumo de alcohol no sólo se da en el centro de la ciudad, sino también en algunos barrios, donde hay grupos que se juntan en las esquinas, molestan a los vecinos y cobran peajes, muchas veces por consumir alcohol”.
Un punto de consumo habitual se ubica en las plazoletas de avenida Libertad, una situación denunciada reiteradamente por los vecinos de las inmediaciones.

Fiestas privadas
Semanas atrás, vecinos de Villa Barreyro denunciaron la organización de fiestas privadas en un domicilio del barrio. Rodrigo R. confirmó la asistencia de menores de edad y el consumo de bebidas alcohólicas, lo que denunció ante la Seccional Segunda.
El vecino trató de hablar con los desacatados, pero fue agredido verbal y físicamente. Ya de madrugada, rompieron una ventana del frente de su casa y rajaron a patadas la puerta de madera.
Lamentó que no fue la primera vez que realizan este tipo de fiesta en el mismo domicilio.
Relató que llamó al Comando y cuando llegó el móvil los menores estaban en la calle y provocaron a los uniformados, al punto que tuvieron que enviar dos patrulleros más de refuerzo.
“En algunos casos los padres los fueron a buscar, pero lo peor es que los padres y madres con sus autos los traían a la fiesta, les daban dinero y entraban. La Policía secuestró todas las conservadoras con bebidas y también armas blancas”, denunció.


El dato 6
Son las horas que puede quedar detenida una persona que sea sorprendida por la Policía bebiendo alcohol en la calle y se niegue a dejar de hacerlo, según el Código de Nocturnidad de Oberá.



Concurso de tomar El Código de Nocturnidad contempla que los locales bailables cierren sus puertas a las 6, mientras que los pubs lo hacen a las 7.
Si bien la intención inicial era unificar a las 6 el horario de cierre de los locales nocturnos, los ediles aceptaron la propuesta presentada por los propietarios de boliches y bares, quienes solicitaron extender por una hora más la apertura de los pubs pero sin expendio de bebidas alcohólicas. Con relación a los menores de 13 a 17 años, sólo pueden asistir a matinés hasta las 23.30 y sin alcohol.
De todas formas, el control es endeble y hasta se promocionan concursos con bebidas alcohólicas, como el Beerpong, donde el que pierde toma cerveza, puede ser un litro o varios. Se trata de un entretenimiento que prolifera en varios países del mundo y que se replicó en un boliche local que promocionó el evento vía Facebook.
En este contexto, monseñor Damián Bitar, obispo de la diócesis de Oberá, se mostró preocupado por el alto  consumo de alcohol en esta localidad. “¿Quién controla y aplica la ordenanza?”, preguntó mediante una carta a los concejales.
Por su parte, el concejal Abel Aguzezko subrayó la necesidad de realizar más controles sobre los kioscos que venden bebidas alcohólicas. “Debería ser más estricto; es difícil el control y sabemos de algunos comercios que venden y escapan a los controles”, reconoció.
Sobre las sanciones a los comercios infractores, precisó que el Tribunal de Faltas municipal toma las medidas al respecto, que van desde multas a clausuras del local, "por lo que buscamos la colaboración de los comerciantes, que son actores importantes en este tema”, remarcó.

Por Daniel Villamea
danievilla@yahoo.com.ar


:: Notas relacionadas

La década de la nocturnidad
“Los menores quemaron etapas”
“En los barrios se vende más cerveza que harina”
Cambiaron las noches y hábitos de los jóvenes eldoradenses