“En los barrios se vende más cerveza que harina”

Domingo 24 de agosto de 2014
En el Oeste posadeño. | Kioscos precarios que funcionan en talleres o gomerías, puntos donde se compra alcohol. | Foto: Facundo Correa
Años atrás, mucho antes de la aplicación y plena vigencia del por entonces polémico y resistido Código de Nocturnidad, Posadas era reconocida como la ciudad donde la noche era la mejor sin dudas del Nordeste argentino. Y los visitantes de otras provincias eran quienes afirmaban y hacían crecer ese mito o leyenda, que se mantuvo hasta el comienzo del 2005.
Los cambios que fueron variando la costumbre y la rutina de cada posadeño asiduo a la noche y a largas jornadas que no terminaban con la salida del sol, fueron muchos desde la fuerza del Código, que tuvo más efecto y eficiencia que la antes vigente Ley Galeano. Pero como advierten los empresarios del sector a los funcionarios municipales, el orden y el consumo en la vía pública es lo que logró la ordenanza, pero en realidad, el descontrol sólo se trasladó a otro círculo que antes quizás era poco practicado o directamente sólo se reducía a asados o cumpleaños.
“El consumo en el ámbito privado es lo peor”, dijo sin dudar el director de Control Comunal de la Municipalidad de Posadas, Pablo Otero, quien aseguró que al dejar su gestión estará tranquilo con lo hecho hasta acá en defensa del Código de Nocturnidad.
“Pronto sabremos casi con exactitud el consumo por habitante en Posadas gracias a un estudio completo que incluye relevamientos con las distribuidoras de bebidas alcohólicas en la ciudad”, explicó, en relación a lo que sucede cada noche, y sobre todo cada fin de semana.
Otero se mostró conforme con la relación municipio/empresarios, aunque no dejó de lado sus críticas al poco interés en poder integrar a los menores de edad en los boliches y que tengan sus propios espacios, y también apuntó al interés excesivo en sólo vender bebidas con alcohol.
“Bajó mucho la cantidad de personas que salen a la noche; estamos hablando de unas 4.000 personas a mediado de mes”, dijo, y detalló que actualmente son 13 las discos o boliches que movilizan al grueso de los noctámbulos de la ciudad.
“Actualmente no tenemos problemas de infraestructura, en ese punto los empresarios entendieron las normas y mejoraron mucho... El problema con el que siempre estamos atentos es la presencia de menores en lugares prohibidos, y más aún si además están bebiendo alcohol”, precisó, y resumió que en lo que va del año, por esos motivos se clausuraron tres locales distintos, todos ubicados dentro de las cuatro avenidas de la ciudad.
Otra de las situaciones ante la que a veces cuesta cumplir con las reglamentaciones de la ordenanza, según Otero, es en relación al horario de cierre de los boliches, que debe ser a las 6 de manera puntual e inflexible.
“Se hacen intimaciones con el horario de cierre, sobre todo los jueves y los viernes”, aclaró.

Falta de responsabilidad

En relación directa a la situación de los menores de edad en la nocturnidad, Otero apuntó a la "falta de responsabilidad de los mayores; en esto siempre digo que hay tres patas en los controles: estamos nosotros, es decir, el Estado; el sector empresarial y la familia, lo que pasa en las casas”. Pero si bien afirmó que los padres no están cumpliendo como deberían sus obligaciones, resaltó que gracias a los controles y las constantes advertencias, en los boliches se terminaron las canillas libres, destacando que al haberse eliminado esa práctica en las discos, se redujeron varias situaciones de descontrol.

En los barrios, otra realidad
En los barrios más alejados del casco céntrico de Posadas, la realidad no es igual. Las costumbres de los habitantes son otras y el hecho de ganar la calle para pasar la noche no es sinónimo de bailar o mostrarse ante los demás y sacarse fotos para subirlas luego a las redes sociales.
En muchos barrios existen todavía los denominados puntos clandestinos de venta de alcohol y hasta de drogas.
"Sí, es así, hay muchos y por eso se trabaja en conjunto con la Dirección de Toxicomanía de la Policía, por el simple hecho de no intervenir en investigaciones que estén haciendo", explicó Pablo Otero, que resaltó el resultado de los últimos controles realizados en los barrios del Sur de la ciudad.
"Se concretaron 40 clausuras de kioscos o despensas, hay muchos negocios que no están en regla y venden las bebidas sin límites de horarios", aseguró.
"Vemos también que en muchos casos no hay responsabilidad comercial, tanto así, que en muchos casos venden más cervezas que harina".
Respecto a esos lugares clandestinos, que casi siempre están en casas de familia, dijo que la comuna "no tiene poder de Policía en casas particulares, es decir, no podemos clausurar una ventana o una casa particular".

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