Más que un juguete, una herramienta de trabajo

Domingo 25 de enero de 2015
Roberto Quintana, Derek Miller, Javier Pérez y Daniel Gómez quizás no se conozcan entre sí, quizás jamás hayan cruzado una sola palabra, pero tienen en común una herramienta de trabajo. Todos adquirieron un drone y fueron renovando la tecnología para satisfacer la demanda de la clientela. Cada uno por su lado se desenvuelve en el rubro de la producción audiovisual, y en esa área, el drone se convirtió en la vedette.
Roberto Quintana se dedica a la fotografía desde hace diez años. "Los clientes también quieren las imágenes aéreas, ya sea para el books de bodas o fiestas de 15. El drone es un complemento al trabajo, es una tendencia muy fuerte desde el año pasado", asegura en diálogo con El Territorio. Y agrega: "La tecnología se volvió más amigable con el usuario, tanto desde lo económico como desde el entendimiento. Cualquiera puede convertirse en piloto de un drone; yo lo conseguí por Mercado Libre, que es el único lugar donde lo conseguís sin estar escondiéndote”.
Si bien compró el aparato por unos 12 mil pesos, más tarde debió adquirir el radiocontrol, la cámara Go Pro y el estabilizador (para que la imagen sea lo más fiel pese al vuelo del drone), lo cual le arroja una inversión de 16 mil pesos. “Una vez estaba haciendo fotos de un concierto, y desde el público le tiraron una pierda al drone y me lo rompieron. Arreglarlo me costó unos 1.800 pesos”, comenta a modo de advertencia sobre los riesgos de este equipo.
Roberto y Javier tienen un equipo similar, una Phantom de la firma DJI, empresa pionera en la fabricación de este tipo de artefacto: cuatro hélices, autonomía de vuelo de 15 ó 20 minutos, baterías recargables (carga mínima de tres horas), estabilizador, GPS, brújula y cámara digital Go Pro.
"La batería carga tres horas y si querés hacer un trabajo serio deberías contar con cinco o seis baterías", señala Roberto.
"Hay un dispositivo que le agregás al control remoto. Es una pantalla para ver dónde esta el drone, pero cuesta 1.200 pesos, y además el equipo inalámbrico", explica Javier, dado que hay drones, los más costosos, que tienen una capacidad para volar de hasta tres kilómetros.

Cobertura de recitales
"El drone lo compramos con mi socio hace un año y medio. Nosotros tenemos una productora audiovisual y lo usamos para realizar tomas aéreas, para programas de TV, publicidades, eventos en vivo como fue el recital de Zeze Di Camargo en Posadas", comenta Derek Miller.
"En cuanto al trabajo, la verdad que nos dio la posibilidad de llegar a lugares donde antes jamás habíamos llegado. Para el comercial del Festival de Cine de Iguazú hicimos un vuelo sobre la Garganta del Diablo y fue una toma soñada", dice.

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