Las bandas adelantan dinero para armar aserraderos en la zona Centro

Domingo 18 de enero de 2015
Actividad ideal. | Varios emprendimientos madereros de la zona centro estan investigados por tráfico de marihuana. | Foto: Archivo El Territorio
Desde hace varios años la zona Centro de la provincia viene siendo noticia recurrente por decomisos de marihuana camuflados en cargas de madera que parten con destino a Buenos Aires y el centro del país, cuestión que corrobora la presencia de bandas narcos asentadas en Misiones y su relación con empresarios del medio.
La facilidad que ofrece el tipo de carga para acopiar la droga camuflada entre paneles de tirantes y el poder de corromper con dinero a las autoridades encargadas del control en las rutas -como reconocieron en abril los fiscales federales de Misiones-, son aspectos claves para entender el avance del millonario y nefasto negocio del narcotráfico y su asociación con ciertos madereros de la tierra colorada.
Se trata de una verdadera mafia que se encarga de comercializar la marihuana proveniente del Paraguay a través de aserraderos y sus respectivos corralones asentados en diferentes puntos estratégicos del territorio nacional.
Tal como publicó este diario a principios de mes, una docena de aserraderos de Misiones está en la mira de la Justicia Federal por su presunta vinculación con el envío de varios cargamentos de marihuana que partieron camuflados entre tirantes de madera hacia las grandes capitales.
Se trata de emprendimientos ubicados en Oberá, Los Helechos, Florentino Ameghino, Panambí y San Vicente, algunos de los cuales son dirigidos por empresarios que fueron sospechosos en causas anteriores.
Más allá de cualquier especulación, lo cierto es que en la zona proliferan aserraderos y prosperan empresarios madereros, algunos de los cuales amasaron verdaderas fortunas en pocos años.
Al respecto, fuentes consultadas por El Territorio detallaron el entramado de estas organizaciones delictivas que se esconden detrás de una industria genuina y son amparados por inescrupulosos funcionarios.
“Para entender el armado de estas organizaciones hay que partir de la premisa que el narcotráfico tiene recursos para torcer férreas voluntades. Por ahí un maderero estuvo 20 años luchando dignamente y, de repente, le aparecen con una propuesta que le mueve la estantería, porque tiene riesgos, pero si le sale bien gana muchísimo dinero. Acá viene un porteño desconocido y te ofrece plata para armar un aserradero de última tecnología, que es lo que hacen muy seguido, pero lógico que atrás hay algo raro”, reflexionó un conocedor del rubro.
Enseguida recordó el caso de una familia de Colonia Alberdi, chacreros por décadas y muy humildes. “Uno de los hijos empezó a viajar a Buenos Aires con madera de un aserradero conocido. Al poco tiempo se compró un camión, puso su propio aserradero y ahora tienen un corralón por la zona de José C. Paz (provincia de Buenos Aires) que parece mentira lo grande que es. La gente que es de laburo en serio no se puede explicar cómo hicieron para crecer tanto sino es con algo vidrioso”, graficó.
La red de complicidades es amplia, el negocio avanza y requiere estrategias para lavar las ganancias e introducirlas al circuito legal. El primer indicio de la informalidad del rubro maderero es que muchos manejan el dinero por fuera del sistema bancario.
“Cobran bolsas de plata que guardan en sus propios domicilios, lo que a su vez los posiciona como blancos de bandas delictivas”, comentó una fuente de una fuerza de seguridad.

Caso testigo
Si bien aún los motivos de tanta saña son un misterio para la Justicia, para los investigadores y vecinos, la masacre de la familia Knack está relacionada con un ajuste de cuentas narco, lo que a su vez se ve abonado por el evidente temor que mostraron los testigos de la causa a la hora de declarar ante la jueza Alba Kunzmann de Gauchat.
En la tarde noche del 25 de mayo pasado cinco encapuchados ingresaron a la casa del empresario maderero Oscar Knack (43), quien se encontraba con su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Cristian (25) y Bianca (12).
Los cuatro fueron quemados vivos. El empresario, su esposa e hija fallecieron a las pocas horas; mientras que Cristian padeció una terrible agonía que se prolongó por 36 días en el Hospital Madariaga de Posadas, donde murió.
Los detalles del hecho tuvieron una amplia difusión en los medios provinciales y nacionales, al punto que se constituyó en el caso policial del año en Misiones.
Si bien el móvil del cuádruple homicidio sigue siendo una incógnita, en Panambí todos saben que la familia Knack tuvo un rápido crecimiento patrimonial a partir de que comenzaron a vender madera a Buenos Aires. En este punto la historia se relaciona con el citado armado de aserraderos donde un empresario adelanta el dinero necesario para hacer de cero o dotar de mejor infraestructura al emprendimiento.
El mismo día del hecho contra la familia Knack, el mayor de los hijos del matrimonio, Cristian, viajó a Cuatro Bocas, Corrientes, para cobrar unos 450 mil pesos por la venta de madera.
El pago fue realizado por el propietario de un corralón en Buenos Aires, quien fue citado por la jueza que entiende en la causa. El mismo monopoliza la compra del 90 por ciento de la materia prima que se trabaja en los aserraderos de Panambí.
“Está casado con una mujer de San Vicente, pero él es de Buenos Aires. Tiene un corralón grandísimo sobre la autopista en José C. Paz y es muy conocido en la zona. Es el comprador mayoritario de la producción local. Incluso, hace adelantos para que instalen aserraderos y después les compra la madera”, precisaron.
Cuentan que el empresario incrementó su capital años atrás al casarse con la hija de un maderero de San Vicente, quien falleció en un accidente de tránsito en Buenos Aires.
En tanto, una alta fuente policial confirmó que un ex socio de Knack en el negocio de la madera fue asesinado a balazos en Buenos Aires, hace cinco años, y nunca hallaron al homicida.

Por Daniel Villamea
dirección@yahoo.com.ar

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