Se enfrentó a un delincuente que tomó de rehén a su abuela

Viernes 13 de diciembre de 2013 | 13:41hs.
Héroe. | Martín no dudó en reducir al ladrón que ingresó a robar en la casa. | Foto: Natalia Guerrero

El episodio fue tan intenso como breve y no duró más de cinco minutos de la madrugada del jueves, luego de que un delincuente ingresara a una vivienda situada sobre la poco transitada calle Japón del barrio Irigoyen de Posadas.


Eran pasadas las cinco de la mañana y todos dormían. Solamente Daisy, una perra caniche que es la mascota de la familia, se dio cuenta de que un intruso estaba revolviendo la casa, por lo que armó tal alboroto con sus ladridos que despertó a todos.

La esposa de Martín fue la primera que salió a ver que pasaba y se topó con el sujeto, por lo que su reacción inmediata fue la de alertar a su pareja, quien saltó de la cama y se aprestó a salir en defensa de los suyos, sin importar las consecuencias.

Casi al instante, la pequeña hija de Martín, de cuatro años, salió de otra habitación de la planta baja y detrás se asomó la abuela, quienes al ver al hombre atinaron a meterse otra vez en la pieza, pero la fuerza de ambas no fue suficiente para contrarrestar la del delincuente, que abrió la puerta y estiró con violencia a la anciana, para sujetarla de atrás y apoyar el cuchillo en su cuello.


Solo así pudo frenar a Martín, que venía decidido a golpear al desconocido hasta desarmarlo. En ese momento el tiempo se detuvo y la respuesta al pedido del dinero fue la posibilidad de escapar que le ofrecía el muchacho.


Sin soltarla y con la asustada anciana colgando de sus brazos, el delincuente se quitó la media con la que cubría su rostro y arrastró a la mujer desde el comedor hasta la puerta de acceso que da a la calle principal.


Al susto de la anciana se sumó el dolor por un fuerte golpe que sufrió en la pierna contra un pequeño escalón, mientras era llevada a la rastra por su captor. El ladrón impuso que abran la puerta y también el portón, pero que el dueño de casa esperara afuera, a unos dos metros.


Todo se hizo como pidió y apenas pudo, soltó a abuela con un fuerte empujón y se abalanzó sobre Martín, que debió forcejear con el delincuente para no ser lesionado y al final de cuentas, se escapó del lugar corriendo.


El susto había pasado pero la familia quedó sin reacción. Martín llamó al 911 y en menos de cinco minutos llegaron tres patrullas, para comenzar la búsqueda del sujeto, buscar huellas digitales y a su vez, asistir a la abuela María, que terminó con su pierna vendada.

“Los ladrones vienen por todo”
Un par de horas después del dramático momento y con toda la familia a salvo, Martín dialogó con El Territorio y se mostró indignado por el episodio de extrema violencia que debió enfrentar, que a su entender “hubiera sido mucho peor”.


El joven contó que vivió diez años en Europa y jamás fue víctima, siquiera, de un intento de robo y por eso su preocupación aumenta, al notar que “los delincuentes son cada vez es más osados, vienen por todo sin importar si terminan con la vida de alguien”.


“Era mi vida o la de él, porque estaba decidido a todo con el cuchillo y dado vueltas por la droga, le costaba hablar de tan falopeado que estaba” recordó, describiendo a su atacante como “morocho, de unos 25 años y flaquito, lo tengo grabado en la cabeza”.


Martín recordó que “no dudé en reducirlo, siempre supe que podía con él, pero cuando agarró a mi abuela me frenó, porque un mínimo movimiento y le cortaba. Entonces le hablaba, esperando algún descuido para saltar sobre él”.


“Pedía la plata, pero cuando notó que no se iba a llevar nada, buscó la forma de salir y antes de irse me atacó, pero no pudo cortarme. No quise correrlo, porque prioricé a la familia, que estaba a salvo y muy asustados en la casa” añadió.


Antes levantarse del piso y acomodarse al lado de su abuela, el muchacho analizó que “son gente especializada, que se dedica al robo. Es el riesgo que corremos día a día y hay que estar atentos, porque en cinco minutos te limpian”.