Un tren que se va. Que parece que sigue viajando en el tiempo. Cargado de soldados, que saludan alegres a sus seres queridos que los acompañan a un costado de las vías. En una despedida que nadie quiere que sea despedida, una despedida que anhela reencuentro. La fotografía apareció ayer en las redes sociales y está en la edición de hoy del diario (Página 19). Refleja a soldados alegres que viajan hacia el sur del mundo. A Malvinas. A la guerra.
Mario Jara quiere hablar. Quiere hablar ahora de aquel conflicto, de lo que pasó hace 33 años. Esperó todo este tiempo para hacerlo. Y todavía le cuesta. Mario tenía entonces 28 años, y al contrario de los conscriptos que abarrotan los vagones del tren de la imagen, era un soldado profesional, un sargento del Ejército Argentino.
La guerra terminó en junio del 1982. Pero para muchos soldados el combate siguió. Ya no con un enemigo claro enfrente, sino contra el dolor, contra los daños de la guerra, el abandono y la indiferencia que hoy atestiguan todos los ex combatientes.