Vivir en paz

Lunes 22 de diciembre de 2014

No se vive en paz si al llegar al hogar el sábado al atardecer el vecino misionero es abordado por tres encapuchados que tras golpearlo y tomar de rehén a la familia lo llevan obligado al negocio del que vive para hacer desaparecer de un plumazo el poco o mucho dinero que allí guarda fruto de su trabajo. (Página 24).
No se vive en paz si 24 horas después de sufrir tan traumática experiencia y tras denunciar el hecho a las fuerzas de seguridad no hay pistas, ni detenidos, ni hipótesis de quiénes pudieron ser los asaltantes que permitan sembrar al menos la mínima esperanza de que se podrá recuperar lo robado y dar con los responsables para transmitir a la comunidad la tranquilidad de que no seguirán repitiendo su accionar.
No se vive en paz si se sabe que hace apenas semanas ocurrió un golpe muy similar en la misma localidad. Y tampoco fueron detenidos los responsables ni mucho menos recuperado el botín.

Tampoco se vive en paz si se piensa que ahí nomás, a pocos kilómetros, en Montecarlo, hace poco más de cuatro meses, el empresario Héctor Knott (44) fue asesinado por la espalda, supuestamente en un intento de asalto. Y todavía no se esclareció qué sucedió ni hay pistas firmes respecto de quiénes habrían sido los presuntos homicidas. Mucho menos se puede vivir en paz si se repasa la lista de víctimas de asaltos similares y las inmensas dificultades de los organismos responsables de la seguridad para detectar y desarticular estas bandas que siguen actuando impunemente en la provincia.

María Marta Fierro
Prosecretaria de Redacción
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