Negocio sobre ruedas y en cunas confiables

Domingo 18 de enero de 2015 | 21:00hs.
"La corrupción en todos los niveles, el inexistente control fronterizo aéreo, fluvial y terrestre, hacen que la marihuana -y cualquier tipo de droga- sea un negocio rentable, porque genera un mercado seguro, de muy bajo costo y altísimas ganancias".
La conclusión corresponde al máximo jefe de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de Paraguay, Luis Rojas, reiterada la semana pasada tras el allanamiento, con el apoyo de la Fuerza Aérea, a un campo del departamento de Concepción donde fueron detenidos dos pilotos bolivianos con 350 kilogramos de cocaína dentro de una avioneta Cessna.
Según las estadísticas oficiales del vecino país (el principal productor sudamericano de marihuana) hay más de ocho mil hectáreas plantadas que producen 60 mil toneladas de droga por año.
El principal mercado para los narcotraficantes paraguayos tiene su flecha indicando a Brasil, el 80 por ciento de la producción, pero también buenas ganancias obtienen de las rutas que atraviesan Misiones, entre ellas la de mayor rendimiento, la que cruza la cordillera -establece escalas en el gran Rosario y gran Córdoba- y deposita en Santiago de Chile el kilogramo de marihuana a 4.500 dólares.
En Misiones, el narcotráfico es considerado como el principal componente del mundo delictivo. La ubicación geográfica de la provincia es clave en relación a los lugares de cultivo de marihuana en Paraguay, en los departamentos de Concepción, Amambay, San Pedro, Canindeyú, Caaguazú, Itapúa y Alto Paraná, donde se registran cosechas periódicas en abril-mayo; agosto-septiembre y noviembre-diciembre.
En la región existen distintas organizaciones de diferentes estratos sociales con alta dinámica social y que poseen gran poderío económico, organizativo y logístico, con ramificaciones a nivel internacional que superan holgadamente los medios con que cuentan las fuerzas de seguridad.
Por sus características, la desarticulación total de estos grupos criminales y la detención de sus principales cabecillas. Esto queda reflejado en los procedimientos, donde por lo general son detenidos individuos sin valor jerárquico dentro de los grupos (mulas y choferes), quienes en la mayoría de los casos desconocen la identidad de los propietarios del estupefaciente que trasladan.

Venas abiertas
Las arterias misioneras para esta actividad delictiva gozan de buena salud, y en caso que se compliquen con controles sorpresivos u ocasionales errores en sus eslabones, las alternativas a las que recurren son variadas.
Las vías terrestres principales son las rutas nacionales 12 y 14. Con ambas bajo control, los cargamentos narcos desembocan en provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba en pocas horas.
La ruta costera 2 y caminos terrados entre Concepción, Tres Capones y Azara forjaron en los últimos meses el plan B para alejarse de los ojos de la Gendarmería y la Justicia Federal de Misiones y movilizarse nuevamente hasta la ruta 14.
Camiones con ladrillos de marihuana hasta en sus cubiertas, o acunados entre envíos de pino, o las variantes menores en ambulancia u automóviles robados, son los vehículos del tránsito constante.
Ya no son dos cosechas anuales de marihuana las que necesitan ser trasladadas al narcomenudeo. La manipulación genética de la semilla aumentó los rindes y aseguran desde la misma Senad que cuatro producciones anuales pueden obtenerse con la denominada marihuana transgénica.
Las puertas para el ingreso hormiga de los panes de droga están cada día más apuntaladas en la zona comprendida por las localidades de Jardín América, Puerto Rico, hasta Candelaria.
De allí a los estratégicos aserraderos de la zona Centro, establecida por Panambí, Campo Viera, Los Helechos, Leandro N. Alem, San Vicente, Aristóbulo del Valle y San Javier. Donde hoy los capitales narco son utilizados para financiar nuevos emprendimientos madereros que consoliden los recursos para el mercado.
Mientras esto ocurre, la salida de la droga de suelo misionero sigue latiendo con normalidad y facilidad sorprendentes. Aunque a pocos kilómetros los escollos se hayan duplicado en Corrientes en los últimos dos años.
Las incautaciones de los controles de Gendarmería son regulares y cuentan con el apoyo de las investigaciones federales por lavado de activos.
Sobre este último punto, el de combatir los bienes malhabidos del narcotráfico, legisladores paraguayos discuten hace dos años sin lograr implementar una vía de acuerdo hasta el momento.
Las últimas cifras de incautaciones del Nea rondaban las 20 toneladas anuales en Misiones, mientras que en Corrientes la cantidad superó las 80 toneladas durante el 2013, según las últimas estadísticas confeccionadas de los relevamientos periodísticos y de fuerzas federales.
Analistas y fuentes judiciales coinciden en que la fuga mayor está en el transporte fluvial, donde ni siquiera hay relevamientos o estimaciones de las toneladas que las barcazas cerealeras podrían acercar al puerto rosarino, sólo como ejemplo.

Desde muy lejos
En el aire, los controles parecen ser menos efectivos.
En un informe de El Territorio, publicado en el 2014, esta modalidad fue desplegada y se pudo describir como el programa Escudo Norte de radarización de la frontera argentina con Paraguay y Bolivia permitió que solo hasta el momento trascienda que durante la noche las avionetas paraguayas cumplan -con relativa calma- con sus recorridos hasta campos del norte de Córdoba o a las estancias correntinas de la región de la costa del río Uruguay, desde Santo Tomé a Paso de los Libres, donde ya fueron desbaratados grupos de apoyo mecánico y acopio de cocaína y marihuana en rumbo hacia Montevideo y desde allí hacia el segundo principal mercado consumidor del planeta, Europa.
Con falencias en los controles y juzgados federales atiborrados de causas relacionadas únicamente a paseros o acopiadores en el monte, luchar contra el narcotráfico se aproximaría más a una pesadilla que a ganar al menos una batalla.
Mientras esta actividad transcurre y se agiganta, desde Uruguay la legalización de la marihuana despertó en Paraguay una aprobación mayoritaria en los cabecillas narcotraficantes, según fuentes consultadas: "Si van a producir marihuana de forma legal, van a obtener una oferta onerosa, un precio muy alto para el consumidor, lo que generará el rebote inmediato hacia el mayor consumo de la droga paraguaya. El resultado será marcado y contundente: Más superficie plantada, necesidad de nuevas formas de traslado y más dinero y poder para los delincuentes".


Los números 300.000
Millones de dólares es la cifra estimativa más baja sobre la comercialización de drogas en el mundo.
3.000 kilos
De marihuana produce una hectárea en Paraguay.
200.000
Dólares por tonelada de marihuana obtienen los productores paraguayos. Con un rinde de hasta cuatro cosechas por año.


Por Javier Pelozo
fojacero@elterritorio.com.ar


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