Pichado y argel en el podio misionero

Domingo 7 de diciembre de 2014 | 21:00hs.

El Pedro caminaba cabizbajo de regreso a su casa. Había estado toda la tarde con la Estela, la guaina más chusca del pueblo.Luego de noviar por tres años pensó que era momento de amachimbrarse. Eso le propuso aquel día. Pero la reacción de su guainita no fue la mejor. Ahí nomás saltó con una catralada de cosas: “Que esto no”, “que esto tampoco”, “que puede ser”. Es que tenía que haber reglas de convivencia, decía. Como era de costumbre, ante tanto wara wara, él frunció el ceño. Señal de que ya se había argelado. “Ya te pichaste, no te olvides de que el que se picha pierde”, le dijo la Estela y flameando su pollera al viento dio media vuelta y se fue.
Así como el cordobés es reconocido por su famoso culiado y el jujeño por su chango o changuito, Misiones también tiene palabras que la hacen única.
Dos libros emblemáticos recogen y explican estas expresiones misioneras. Es el caso de los reconocidos textos de Hugo Amable   y Guillermo Kaúl Grünwald. Por su parte, El Territorio propone un juego en el que los propios misioneros eligieron la palabra que los identifica.

Estas expresiones son el resultado de las distintas influencias que recibió la región en la que se encuentra Misiones: la del guaraní, el portugués y las lenguas que trajeron los inmigrantes. Pero sobre todo representan la expresión de una manera de ser y estar en el mundo, como explica el profesor y licenciado en Letras, Hugo Amable. Ese ir yendo, va queriendo y le vamo llevando con los que salpica sus textos la investigadora Ana Camblong, en el recién editado Habitar las fronteras... para destacar ese fluir con el que se concibe la vida por estos pagos. Este modo de hablar regional fue hasta no hace mucho tiempo estigmatizado y corregido, en la defensa e imposición de un lenguaje estándar. Ese modo de hablar en esta parte del mundo, no se halla -al decir de Camblong- en este esquema que lo excluye.
Al respecto, Amable destacó el afortunado cambio de perspectiva que promueve el plurilingüismo. Sin embargo, advirtió que la revalorización del habla regional sigue siendo una materia pendiente.
Este habla regional goza de una inmensa riqueza, que sorprendió y sigue fascinando a los que llegan de otras geografías a Misiones. Para ejemplificar, el narrador nómade Javier Arguindegui cuenta en primera persona ese peculiar encontronazo con el misioneraje.  Y se narran las andanzas de un enamorado que termina pichado con la guaina.
Palabras de acá nomás
Para Rosalía Raquel Bareiro (53), la palabra misionera por excelencia es gurisada. La usa para referirse a los niños en frases como “Gurises vengan a comer”, “Esa gurisada es muy traviesa”. Tan impregnada está en su vocabulario y habla cotidiana que sustituyó el nombre de uno de sus hijos por el apodo “Gurí”. “Sólo en la escuela lo llaman Walter”, contó.  
La misma consideración tiene Margarita Flores (40): “A mi parecer gurisada, guaina. Está más ligado al Paraguay pero estamos cerca”.
Sin embargo, la mayoría de los misioneros consultados coincidieron en que argel y pichado se llevan el podio. Los hombres, en tanto, se jugaron por chamigo.
“Para mí pichado y yaguá. La primera la uso cuando estoy bajón o cuando me decepciona algo. El otro cuando no quiero saber nada y no hay chances de alguna cosa”, destacó Diana Silva, de Oberá.
Carlos Montenegro (40) trabajó por muchos años en Buenos Aires y allí pudo darse cuenta de que chamigo -que también es usado con suma frecuencia en Corrientes- es la palabra que identifica al misionero. “No es tanto por la música sino por nuestra forma de expresarnos. Ellos decían que nosotros éramos mal hablados y yo le decía que ellos deformaban el castellano”, expresó.
“A mí me han dicho que soy misionero por la palabra chamigo. Es un lunfardo, una mezcla de castellano y el guaraní. Creo que esa es la palabra”, opinó Juan Carlos Sosa (44), de San Pedro.
Matías Gálvez (43) y Eloy Betancur (78) se inclinan hacia la misma palabra. Aunque también incluyen a argel, al igual que la mayoría de los consultados. “Es aquel que no se integra a un grupo”, definió Eloy.
Matías se declara un defensor de estas palabras que forman parte del gran paisaje de la lengua de Misiones. “Hay misioneros que se van y se las olvidan. Es una lástima”, lamentó.
“Creo yo que las que más nos identifican y uso yo son argel y pichado. Argel la uso mucho para referirme a una persona con actitudes poco simpáticas, como cortante”, expresó por su parte María Pía Rizzoti (21), estudiante de Comunicación Social.
Mientras que Flavia Centurión (25) sostuvo: “uso mucho pichado cuando me bajonea algo. Creo que es una palabra que usamos mucho y no lo hacen en otras provincias”.
En tanto Romina Ríos (32) señaló: “Angá y pichado son las que más uso. Después también está la frase compuesta vo’ decí. Pero la palabra que es de acá e identifica al misionero es argel”. También agregó: “Tenemos mucho del guaraní, del alemán. Una mezcla del paraguayo con el inmigrante”.
“En una frase lo resumo: Che vo’, gurí. También se usa mucho acá el argel. Cuando mandás a hacer algo a alguien, no quiere y se picha, ese es el argel”, comentó María Braga (37).
Susana Ayala (37) y Pedro Ribet (63) también se quedaron con argel. “Se refiere a una persona mala onda. Después también chaque que quiere decir cuidado y tabîrongo que quiere decir loco. Muchas de esas palabras vienen del guaraní”, destacaron.
Sin embargo, para Marisol Flores (35), la palabra que define al habitante de la tierra colorada es la interjección che. “Cuando te vas a otro lado a todos les llama la atención y te preguntan qué significa”.
El más joven de los consultados, Nicolás Ferreyra (18), coincidió con sus amigos que nderakore y tolongo son las palabras más famosas de la provincia. Por lo menos en los ámbitos en los que ellos se desenvuelven habitualmente. “Las usamos en situaciones de broma”, afirmó.

Elena Hipólito
sociedad@elterritorio.com.ar


Informe de domingo

  Una manera de ser en el lenguaje
  De bagallos y alhajitas
  Un bárbaro que aterrizó en Misiones