Investigarán la posible instigación al delito a testigos del caso Angélica

Viernes 31 de octubre de 2014 | 08:13hs.
Último recuerdo. | Angélica (izquierda) en 2012 junto a la tía residente en los EE.UU.

No sólo ante la posibilidad de la comisión del delito de falso testimonio, sino también de la interferencia de terceras personas relacionadas directamente con Francisco Bourscheid, acusado de la muerte de Angélica Ramírez, para que testigos alivien su situación en el debate, el Tribunal Penal Uno decidió -por mayoría- elevar el pedido emitido por la fiscal Liliana Picazo a la fiscalía de turno.


La determinación fue acompañada por la fiscal con un ejemplar de la edición impresa de ayer del diario El Territorio, que en exclusiva publicó una imagen de un sospechoso encuentro y cálida conversación de Alceu y Alberto Bourscheid.


El delito de “falso testimonio”, artículo 275 del Código Penal, prevé penas de hasta diez años de prisión, pero también la instigación a cometerlo está penada.


La fiscal expuso ante los jueces Martín Errecaborde, Eduardo D’Orsaneo y Ángel Dejesús Cardozo, que los testimonios del miércoles en el debate correspondientes a Florencia Acuña y Carolina Barboza -ambas amigas de Angélica Ramírez- llamaron la atención por varias razones, principalmente porque variaban en puntos clave con lo manifestado en sede policial hace más de dos años cuando la causa estaba en período de instrucción.


En el caso de Barboza, en el recinto de debate negó conocer a Francisco Bourscheid e hizo hincapié en uno de los sospechosos descartados por la investigación, el de un integrante de la Prefectura de apellido “Bastarrechea”, de quien dijo haber visto de noche y a 50 metros de su vivienda en el barrio San Francisco, acercando en moto a Angélica.


En dos oportunidades se le preguntó a Barboza si conocía o mantenía algún tipo de relación con el acusado de “homicidio calificado por ensañamiento y alevosía”. A las dos consultas, la primera por el presidente del Tribunal, Martín Errecaborde, y la segunda por la fiscal, respondió tajante no conocerlo, pero durante su declaración lo citó como “Francisco”, en un tono familiar o de proximidad.


Este punto y la insistencia en sospechar de un sujeto (el prefecturiano) ya investigado y con coartada sólida que lo alejaron del crimen motivaron la queja al ser vista, apenas segundos después de que terminó de testimoniar el miércoles, dialogando con Alceu y Alberto Bourscheid bajo un árbol en la vereda de enfrente al Tribunal de calle La Rioja.


También sembró dudas Florencia Micaela Acuña, de 16 años, compañera de escuela de Angélica, quien la describió como una chica que “hablaba muchas pavadas y a veces mentía”. “Me contaba que andaba con un policía, un gendarme y uno de prefectura”, relató el miércoles, pero dijo no recordar lo que declaró ante su padrastro como tutor en sede policial: “Angélica andaba clavando por plata con un panadero (sic)”.


Acuña, en octubre de 2012, tenía 14 años por lo que su testimonio en sede policial fue recogido con la participación de su tutor y padrastro, Tilo Andrés Eichelberger, quien al finalizar el procedimiento leyó y firmó su consentimiento.


Picazo pidió ayer que Eichelberger sea citado al debate, medida que el Tribunal definiría con la reiniciación del juicio el próximo lunes.


El defensor de Bourscheid, Mario Cáceres, pidió que la solicitud de Picazo sea rechazada por improcedente: “Parece una persecución ideológica”, se quejó ante el Tribunal sin brindar argumentos al respecto, salvo manifestar que “Puerto Rico es un pueblo chico”.


Acto seguido, Errecaborde sometió a votación de los vocales la presentación de la fiscal. Cardozo y D’Orsaneo entendieron como viable y necesario investigar lo sucedido. Postura que acompañó el presidente del Tribunal, por lo que se hizo lugar al planteo de Picazo.

Once testigos
El debate continuó con la declaración de Gilberto Pumi (41), detenido en la Unidad Penal de Eldorado aguardando la confirmación de su pena por robo.


Este sujeto conoció al acusado cuando estuvo detenido en la Comisaría Primera de Puerto Rico. Allí aseguró que vio a Bourscheid como un “hombre tranquilo, que se ponía nervioso como cualquier preso”. Pumi declaró en instrucción, y ayer no lo desmintió, que vio alterado a Bourscheid ante la espera de los resultados de cotejos de ADN a elementos secuestrados en su casa antes de quedar detenido.

“Era muy carismática”
Manuel Espíndola (18), hermano de Rocío Cáceres -amiga de Angélica-, declaró ayer qué tipo de relación mantuvo con la víctima entre agosto y septiembre de 2012. “Conocí a Angélica en el gimnasio, era una persona tranquila, carismática, muy sociable, me parecía una chica de más edad de la que tenía y tuvimos un toque”, dijo para graficar un encuentro sentimental.


Uno de los testimonios, que ratificó a los anteriores, en cuanto a que Angélica horas antes de ser asesinada a garrotazos en la cabeza -en la calle Pionero Kuhn- se dirigía a practicar hockey, fue el del profesor de educación física Carlos Ramón Ávalos, quien daba clases en el playón del barrio San Francisco. “Entre las 19 y 20”, Angélica se acercó al entrenamiento para pedirle prestado un stick que pretendía utilizarlo en el Club Atlético San Alberto Magno (Casam).


Ávalos se lo negó porque poseía sólo doce palos y estaban destinados a las clases gratuitas que se dictaban en distintos barrios desde la Municipalidad. Además, como estaba justamente dictando a los chicos del barrio San Francisco, todos los elementos estaban ocupados.


El profesor agregó que Angélica se retiró sin molestarse por la negativa y caminó en sentido al centro de Puerto Rico.

El camino que emprendió la menor fue confirmado también ayer, por Juan Simón Alvarenga, quien la vio cuando retornaba de jugar al fútbol hacia su hogar en el barrio San Francisco.

Pastilla
Sergio Cardozo, tiene 23 años y conoció a Angélica en un gimnasio de Puerto Rico.


Ayer relató que mantuvo “una amistad íntima” con ella y que le dio una pastilla ‘del día después’ cuando sostuvo un acto sexual con la menor de 14 años sin medidas anticonceptivas. “No me cuidé, por eso le llevé la pastilla dos días a la madre para que se la diera, Angélica no la quería tomar pero lo hizo (...) Después de eso no nos volvimos a ver (...) y habremos salido un mes juntos, un mes y medio tal vez, en mayo de 2012”.

Hombre de la noche
Testimonio con expectativas también comprendió al del peluquero José Luiz Valenzuela, considerado habitué a las salidas nocturnas en Puerto Rico.


Valenzuela fue directo y conciso en sus afirmaciones. Aseguró que “jamás conocí a Angélica”, y que lo apuntaron como sospechoso durante los primeros días posteriores al crimen “porque soy un hombre de la noche o una persona que le gusta salir, sólo por eso tenía que saber algo de lo sucedido”.


En cuanto a la noche de la muerte de Angélica dijo: “Estuve en el club Victoria hasta las 1.30, de allí me fui a un pool, Bola Ocho, donde permanecí hasta las 5.30 para ir luego a mi casa”. De acuerdo a la investigación, la coartada se confirmaría con facilidad.


Sobre Francisco Bourscheid, también fue claro: “Lo conocía porque tenía una pinturería y hablé en varias ocasiones con él en su negocio, donde atendía solo”, pero también recalcó: “En 2012 también lo vi en el club Victoria durante varias noches”.


Observaciones desde el pasillo
• “Gracias por todo”:
Emiliano Decamargo, uno de los jóvenes amigos de Angélica Ramírez, declaró ayer ante el Tribunal Penal Uno. Cuando finalizó su testimonio y antes de quedar liberado para volver a Puerto Rico, pidió la palabra: “Quiero agradecer por cómo nos atendieron afuera, nos sentimos muy cómodos antes de declarar”. Decamargo hizo mención al trato brindado por el personal del Tribunal de calle La Rioja y a los jueces integrantes, quienes junto a la fiscal, gestionaron ante el Superior Tribunal de Justicia el pago de viáticos, hecho que se registra como el primero en la historia de los debates orales misioneros, en que los testigos reciben una suma de dinero compensatoria por la distancia que debieron recorrer para cumplir con su deber. Alrededor de 300 pesos percibe cada declarante, en su mayoría personas de magros recursos.



Situaciones opuestas:
Tras siete jornadas, se acentuó la ausencia de familiares de Angélica Ramírez en las testimoniales. Caso opuesto se resalta con los allegados al acusado. La explicación es simple: la madre de la víctima fatal no posee el dinero para viajar a Posadas desde Puerto Rico. Similar situación atraviesa el padre, Nelson Ramírez, quien no puede faltar a su trabajo en Puerto Libertad.


Damián solo:
El hijo de Francisco Bourscheid llamativamente ayer acompañó al acusado en soledad durante la jornada de debate. Ninguno de sus familiares y allegados, presentes en los seis días de juicio precedentes, ocupó sillas en el recinto.